Dos hermanas mueven montañas por el fútbol femenino en Pakistán
En medio de picos que superan los 6,000 metros en el remoto valle de Hunza (Pakistán), dos hermanas han logrado lo extraordinario: crear caminos hacia el futuro para cientos de niñas a través del fútbol.

Las jugadoras de la Academia de Fútbol Juvenil de Passu entrenan en su campo, ubicado en el pueblo de Passu y rodeado por los Passu Cones, picos montañosos que alcanzan los 6,100 metros de altura. —Anna Huix
Karishma y Sumaira Inayat, de Shimshal en Gilgit-Baltistán, descubrieron el fútbol en Lahore, donde enfrentaron acoso por jugar sin hijab y en shorts. En lugar de rendirse, transformaron su lucha en fortaleza y regresaron a casa con una misión: asegurar que ninguna niña sienta jamás que el fútbol no es para ella.

En 2017, las hermanas Inayat hicieron historia al organizar el primer campeonato femenino de Shimshal, uniendo a jugadoras de entre 12 y 20 años. Lo que comenzó como una iniciativa audaz rápidamente ganó el corazón de las familias locales, cuyo abrumador apoyo convirtió el evento en una celebración comunitaria. Al año siguiente, el efecto multiplicador era claro: niñas de aldeas remotas—algunas a ocho o diez horas de distancia— se unieron a la causa, demostrando que la pasión por el fútbol no conoce distancias. —Paolo Petroni
En 2018, fundaron la Liga Femenina de Fútbol de Gilgit-Baltistán (GBGFL), la primera liga femenina en el norte de Pakistán. Cada verano, los pueblos se unen para apoyar a niñas de 14 a 21 años en un torneo único celebrado en las montañas del Karakórum. La liga cubre transporte, equipamiento, comidas y alojamiento, eliminando toda barrera financiera para que la pasión sea el único límite.






“Nuestra misión es encender el cambio y desmantelar los estereotipos que limitan a las niñas”, declaran las hermanas. En su aldea, el futuro no debería reducirse a cargar cubos de agua desde el arroyo hasta la cocina. En comunidades montañosas donde el acceso a una educación de calidad sigue siendo escaso, a demasiadas niñas se les dice que el matrimonio temprano es su único destino. Karishma y Sumaira quieren demostrar que existe otro camino—uno donde el fútbol abre puertas a la educación, la confianza y la independencia. —Paolo Petroni
Su historia ha dado la vuelta al mundo, apareciendo en El País y Financial Times, y capturada en el galardonado documental Girls Move Mountains de Anna Huix..
“Cuando las niñas juegan al fútbol, también juegan con la idea de un futuro diferente”, dice Karishma.
“Nuestro sueño es que ninguna niña sienta jamás que el fútbol no es para ella”, añade Sumaira.
Más allá del deporte, la GBGFL es un movimiento social—que desafía prejuicios, empodera a las niñas, y abre puertas a la educación, la independencia y los sueños.